DIABETES MELLITUS TIPO 1 Y ALTITUD


Los diabéticos son uno de los colectivos mas estimulados para practicar deporte, como parte del control metabólico de su enfermedad. Se dispone de literatura médica que describe los resultados de diversas expediciones de jóvenes diabéticos tipo 1 a montañas de gran altura. La primera de estas expediciones (Kilimanjaro 2.001) no tuvo unos resultados estimulantes. El control metabólico de cada montañero se llevaba desde el equipo médico y la mayor parte se trataba profilácticamente con acetazolamida. Aunque 6 de los 15 diabéticos subieron a la cima, la expedición refirió diversos problemas: los glucómetros no fueron fiables, el control metabólico fue deficiente apareciendo diversos episodios de hipoglucemia y de cetosis,  tres casos de edema pulmonar y otro de edema cerebral de altura. Dos de los diabéticos, que seguían tratamiento profiláctico con acetazolamida, necesitaron tratamiento hospitalario por cetoacidosis grave. A posteriori, el mal resultado se atribuyó a tres errores de bulto. A) El Kilimanjaro es la montaña con mayor tasa de MAM (ver bibliografía), lo que se atribuye a una organización rígida que no permite subir al ritmo personal y por lo tanto es la montaña la menos adecuada para una expedición de este tipo. B) El mejor control glicémico se consigue cuando los diabéticos manejan su glicemia personalmente según sus circunstancias y no con un patrón rígido. C) La acetazolamida produce acidosis metabólica por lo que no es recomendable para los diabéticos sin un control muy estricto.
Posteriormente, otras expediciones de diabéticos (Aconcagua 2001, Cho Oyu 2003 y Pico Lenin 2005) fueron exitosas, con buen control de la glicemia y sin presentar mayores complicaciones que dos casos de deshidratación con disminución de la conciencia y de la capacidad de controles metabólicos seguida de descompensación diabética. Estos dos casos de deshidratación son un número similar al que aparece en expediciones de montañeros no diabéticos. Naturalmente que en un diabético es mas grave porque pierde la capacidad de controlar su glicemia.

Los conocimientos actuales se resumen en:
1. En teoría la adrenergia y el aumento de la secreción de cortisol debieran aumentar la glicemia o la necesidad de insulina, pero los estudios practicados en cámara hipobárica no han mostrado efecto de la hipoxia por si sola en el control de la diabetes.
2. Las evaluaciones sobre el terreno, si que muestran cierta tendencia al aumento de la glicemia o de las necesidades de insulina durante las ascensiones. Se atribuye al estrés, a la mayor secreción de hormonas contrarreguladoras o a la disminución del ejercicio real que se produce en la altura. La mayor parte de los alpinistas o atletas diabéticos, que siguen buen control de su glicemia a nivel del mar no tienen mayores dificultades para continuar haciéndolo en la altura. 
3. Las dificultades técnicas tienen importancia. Son necesarios ciertos conocimientos e infraestructura como llevar el glucómetro, la insulina y el resto del equipo junto al cuerpo para evitar su congelación, saberlo manejar sin desprenderse de las manoplas o a través de la ropa, disponer de los alimentos adecuados, etc. Existen unas recomendaciones de la International Society of Mountain Medicine (ISMM) sobre este apartado.
4. Los viajes transoceánicos, que alargan o acortan el día, comportan irregularidad en el horario de la ingesta y de la administración de insulina, lo que efecta al control de la diabetes.
5. El MAM no es mas frecuente entre los diabéticos que en el resto de los viajeros. En los diabéticos se contraindican formalmente los fármacos considerados profilácticos del mal de montaña (dexametasona y acetazolamida).
En resumen: los diabéticos capaces de controlarse bien y sin complicaciones, pueden ascender, hacer ejercicio y mostrar las mismas capacidades que los demás. Pero si hay problemas (accidente, disminución de la capacidad de autorregulación, quedarse sin comida o sin insulina por pérdida del equipo, deshidratación por diarreas, etc. que son situaciones comunes en la montaña) su capacidad de supervivencia está muy disminuida. El papel de los compañeros es básico, debiendo poder reconocer una hipoglicemia y disponiendo en todo momento de recambio del equipo mínimo y de emergencia.

RECOMENDACIONES DE LA ISMM.

Respecto del alpinista.
1. Escoger bien los objetivos según las capacidades.
2. Tratamiento flexible según la situación.
3. Controles frecuentes bajo cualquier circunstancia especialmente antes de las situaciones expuestas y después de las comidas.
4. Capacidad de calcular los carbohidratos, el ejercicio y la necesidad de insulina.
5. Ser consciente de que estas habilidades se pueden ver afectadas en la altura.
6. Habilidad para reconocer y tratar la hipoglicemia y la hiperglicemia.
7. Examen de la retina antes de las ascensiones a gran altura.

Respecto del equipo y de la insulina.
1. Recambios abundantes de todo el equipo necesario en diferentes mochilas, bidones, etc (insulina, glucagon, carbohidratos de emergencia, glucómetros, etc).
2. Métodos alternativos para medir la glucosa (tiras reactivas, diferentes glucómetros) o para administrar insulina (bomba continua, diferentes jeringas).
3. Bolsillos aislantes situados cercanos al cuerpo para los glucómetros y la insulina.
4. Acceso fàcil a todo el equipo, especialmente al glucagon y a la insulina.
5. Volver a bajar el equipo desechable usado. No dejar nada en la montaña.

Respecto de los miembros del grupo.
1. Conocer como actuar en caso de emergencias como la hipoglicemia o la cetoacidosis.
2. Conocer el equipo y donde se almacena o se transporta.
Respecto de la aclimatación.
1. Aclimatación lenta para evitar el Mal de Montaña.
2. Se contraindican los medicamentos “preventivos” (acetazolamida, dexametasona).
3. Ser consciente de que el edema pulmonar i cerebral de altura puede complicar una descompensación diabética y viceversa.


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